viernes, 15 de enero de 2016

Tabu (2012) de Miguel Gomes

Tabu” (2012) **** obra maestra
Dirigida por Miguel Gomes
118 minutos


Difícil escribir acerca de esta bella y misteriosa película, la mejor que he visto en lo que va del (joven) año. Tal vez podamos comenzar con algo que escuché decir a un amigo hace unos días: que las semejanzas entre la realidad y los recuerdos van desvaneciéndose con el paso del tiempo, que nuestras memorias más preciadas son en realidad el recuerdo del recuerdo del recuerdo, meras idealizaciones de momentos que alguna vez vivimos. Tomando esto en cuenta se podría decir que sí, es probable que el pasado se parezca a una película silente, a imágenes granuladas de niebla y humo y polvo bailando bajo una luz difusa, a rostros que hablan sin emitir palabras y al ruido de una moto, de las ruedas de una bicicleta, al de un disparo, es probable que el pasado de cualquier persona pueda reducirse a tan solo una canción. Es probable. 

Ésta es una obra de profunda inteligencia y sensibilidad, que invita las múltiples lecturas y habla de temas que van de lo macro (esa mentalidad colonial con la que todavía se vive en Portugal) hasta lo micro (una historia de amor imposible), enlazando todo de una manera nada forzada que más bien sorprende por su destreza, por su ingenio, por sus sutilezas. Tal vez estoy exagerando (la vi hace unos días y todavía me retumba en la cabeza) pero el guión debe ser uno de los mejores jamás escritos, con frases devastadoras (e.g.: “pero en sus brazos, el futuro me parecía un concepto vago y estúpido”) que parecen robadas de una novela y que complementan muy bien al ostentoso estilo visual del film, que iguala en su uso del blanco y negro a Tod Browning, James Whale o hasta Murnau— cuya “Tabu: A Story of the South Seas” es explícitamente homenajeada en el título y en la estructura bifurcada de la historia. (Gomes era antes un crítico de cine).


En un raro momento de ceguera histérica, A.O. Scott acusa a la película de -estoy parafraseando- cometer una especie de colonialismo estético, observando el infierno vivido en tierras africanas ocupadas por europeos como un interesante y bello escenario para la trama, en vez de un problema político y moral. Pero para pensar esto tendrías que ignorar gran parte del film— basta con entender cómo revierten roles Aurora (ama blanca) y Alma (sirviente negra) en el presente y cómo esto es el resultado inevitable de una tormenta que se forma por lo bajo, amenazando con destruir el reinado de estos cowboys coloniales, que vienen a las faldas del monte Tabu (su Wild West) a escapar de sus problemas sin darse cuenta que aquellos inexpresivos rostros africanos esconden una ira que está apunto de estallar.

Pero más que nada es un film de placeres simples y deleite visual, como aquel plano de la vieja contando un sueño mientras el fondo da vueltas, como hipnotizándonos e invitándonos al fantasmal, onírico universo de "Tabu".

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