“Le Samouraï” **** obra maestra
Dirigida por Jean-Pierre Melville
115 minutos
[Cápsula de Verónica Ríos]
Jef Costello no habla mucho, no lo necesita. Durante los primeros quince minutos no dice ni una palabra pero es capaz de robar un carro con una mano (la otra es para el cigarro). Cuando por fin oímos su voz es en respuesta a su víctima, que lógicamente pregunta quién es cuando entra irrumpiendo en su oficina. “Aucune importance”, contesta.
Pero claro que importa. Logra movilizar a toda una comisaría de policía con al parecer demasiado tiempo y recursos disponibles. Quieren atraparlo a pesar de la evidencia que lo justifica fuera de cualquier involucramiento con el asesinato y el homicida perseguido se tiene que ajustar mejor el sombrero para que no se le salga mientras entra y sale como una sombra de los vagones del metro.
La película comienza despacio y deja que nos aclimatemos. Vemos -pero no conocemos- a este ‘samurái’ mientras se escurre por la ciudad evitando a los policías. Entendemos que es una persona solitaria. Camina solo, va al encuentro de las personas pero no deja que lo sigan. El tono frío y gris de la atmósfera se vuelve cada vez más desolador: Melville nos envuelve y aprisiona como la policía quiere hacer con Costello.
Hay poco diálogo pero no por eso escasea. No hace falta pues es suficiente con verlo moverse con prisa pero con garbo en circunstancias en las que más de uno (culpable o inocente) estaría al borde del colapso nervioso. Pero no él; es un profesional.
La cara de Alain Delon es perfecta para el baño de las luces de interrogación. Sus ataques son medidos y precisos pero tampoco por eso se siente invencible. Parte de lo que vuelve a la película tan cautivadora es la sensación de que se está bajo peligro, cuando las redes de la policía se van ajustando y los huecos por los que antes era fácil salir se vuelven tensos alrededor nuestro. Esto podría llevar a creer, erróneamente, que la adrenalina proviene de acción desmesurada y balas dispersas pero en realidad no las desperdician. Y sin embargo la película no deja de complejizarse ante nuestros ojos que se tuercen ante la posibilidad de ser atrapados.
No por nada Martin Scorsese, Quentin Tarantino, Francis Ford Coppola, Jim Jarmusch, David Fincher, Bernardo Bertolucci, Aki Kaurismäki, Michael Mann, Nicolas Winding Refn, Luc Besson, y los hermanos Coen, entre muchos otros -conocidos y desconocidos- encontraron en esta película inspiración para las propias. Le samouraï es un ejemplo de cine de género (noir) que sabe aprovechar cada una de sus características para que décadas y directores más tarde se siga oliendo su influencia.
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